miércoles, 22 de junio de 2016

Capítulo 20, fin de cursos.

Han pasado 3 meses desde que ocurrió el último incidente.
Daisy al saber de su nueva responsabilidad se sentía un poco más madura. Cada día llevaba ese medallón y lo mantenía guardado en una caja donde solo ella podía abrirla.

Roy al saber de que ese medallón podría llegar a matar a su amada siempre procuraba que lo tuviera en algún lugar seguro o con ella.

Todos los estudiantes se les citó en un gimnasio para darles un importante aviso. Como era costumbre Roy se sentaba en medio de Link y Marth, igual que Daisy con Peach y Zelda.

—Buenos días, chicos– Master Hand podía hablar, nadie sabía de donde o quizá sean sus poderes lo que simulaban ser una voz.

—A partir de ahora iniciarán las practicas para el combate all-star para finalizar el curso. – Todos los estudiantes estaban emocionados, por fin el curso se terminaría y volverían a sus vidas normales.

—Pasen por favor, hemos tenido este gimnasio para que practiquen, ¿Alguna duda? – Peach levantó la mano después de que Master  hand dijera eso.

—¿Qué les pasarán a las clases que hemos tenido? –. Todos estaban fijando su mirada en Peach.

—Por ahora este será su último día, mañana inician las prácticas. –

—Gracias, con su permiso. – Todos se fueron al escuchar esa respuesta.

Al salir había papeles volando, gente bailando. Incluso personas se aventaban para cuando cayeran al suelo se pararían y se volverían a aventar.

¡Estaba de locos!

Roy estaba feliz, así que llevó a Daisy hasta su última clase. Él cuando llegó a la puerta la abrazó y le sonrío.

—Roy, todos están viendo. –Daisy estaba poniéndose roja porque sus amigas empezaban a hacerle burla.

—No importa, quiero que el mundo sepa que eres mía, ¡Que soy todo tuyo! – Roy la tomó de su cintura y la cargó. Tenía una gran cara de felicidad, las chicas al ver esto dijeron —¡Que lindos! –.
Algunas también decían —Yo quiero un novio como él. – Todas estaban admirando a la pareja de tortolitos.

—Me tengo que ir, el maestro me castigará si no voy a su clase de política...– Roy iba a irse.

—Bueno, corre. ¡Te veo luego! – Daisy se volteó e ingresó a su salón.
Cuando estaba adentro Roy la tomó desprevenida y le dio un beso en la mejilla.

—Ahora me debes uno. – Daisy se asustó cuando Roy la besó, ella se quedó viendo la cara de Roy mientras que las chicas estaban al fondo muriendo de ternura.

—Por favor, retirare príncipe.  Mis chicas necesitan la clase. – La maestra sostenía una vara blanca un poco extraña.

—Lo siento, me dejé llevar. Conpermiso. – Roy se dirigió a la puerta, antes de irse le hizo una seña a Daisy de adiós.

La maestra estaba continuando la clase, así que empezó a tocar el tema de "Hadas madrinas".

Cuando Roy llegó a su clase el profesor preguntó en donde había estado.

—¿Dónde estuviste muchachito? –El maestro estaba sentado en su mesa, al parecer no estaban tocando un tema importante.

—Con mi novia, lo siento. – Roy se empezó a poner rojo de la pena para ser sincero.

El maestro empezó a ver la cara de Roy y se rió.

—El amor de jóvenes, no tendremos la clase hoy ya que es el último día. ¿Qué les parece si nos contamos historias?– Todos al escuchar esto del maestro se sorprendieron y les pareció buena la idea.

Así que empezaron a decir sus historias sobre como se cayeron, de la mejor cosa que les ha pasado y si tenían de su enamoramiento.

Al finalizar las clases todos los alumnos tuvieron el día libre. Daisy se reunió con Roy en su cuarto.
Cuando él la dejó pasar vió que estaban todos sus compañeros de la última clase que tuvo.

" manejo de reinos".

—¿Roy?, ¿Qué es esto? – Daisy estaba riendo, todos se miraban muy felices.

—Una fiesta, ven quiero mostrarte algo. – Roy tomó la mano de su amada y la llevó hasta una casa de árbol. Era de noche así que la llevó ahí para que pasaran tiempo a solas.

—Roy... – Daisy volteó a ver a la cara de Roy.

—Mira Daisy, mira hacia donde apunta mi dedo. – Roy apuntó en una dirección hacia el norte, unos segundos después salió un fuego artificial que decía "Te amo, Daisy ❤".

Daisy no podía creer lo que estaba viendo, era un regalo muy hermoso por parte de Roy.

Ella lo abrazó, todo era felicidad y amor.

Pero no saben que la felicidad y el amor llega a tener unos grandes obstáculos.

miércoles, 15 de junio de 2016

Capítulo 19, un raro inicio de clases parte 2.

Roy corrió donde Daisy se desmayó.
Él tomó su brazo, le quitó sus guantes. A un lado de las venas le checo el pulso, en las arterias ya que las venas no pulsan.

Daisy seguía respirando, así que Roy la cargó y se la llevo a enfermería.

Cuando Daisy despertó estaba muy débil, pero empezaba a estar estable.

—¿Dónde... Estoy? – Daisy vio que estaba en una cama, con una bata quirúrgica desechable. La cama era de enfermería, a un lado suyo tenía una máquina para pasar suero.
En los lados derecho e izquierdo estaban las paredes de cortinas, atrás era una pared de color blanco, en frente de la cama estaba una ventana que tenía la vista de un parque.

Dr. Mario se asomó para verificar que la paciente despertó.

—Oh, ha despertado, permiteme. – Dr.Mario sacó un esfigmómetro, lo colocó en su brazo y empezó a sacar su presión.

—Bien, estás muy bien. ¿Tienes ganas de ir al baño? – Dr. Mario se preocupa por sus pacientes.

—No, quiero saber dónde está Roy. – Daisy empezó a preocuparse bastante por él.

—Él está en la sala de espera, por ahora no deben visitarte. Tienes que quedarte en reposo por ahora. – Dr. Mario iba a retirarse, no sin antes firmar la tabla que estaba en la cama de Daisy.

—Oh, por cierto princesa, el señor Roy le dejó su medallón. No se preocupe, se lo entregaré ahora, sólo permitame un poco. – Cuando dejó de firmar, puso la tabla en su lugar y fue por el medallón.

Roy estaba sentado afuera de la enfermería, era un pasillo como la sala de espera de un hospital; a un lado suyo estaba Marth, Link, Zelda y Peach sentados. Roy y Peach eran los que se miraban más preocupados.

Dr. Mario le entregó el medallón a Daisy en sus manos, después se retiro.

Daisy al tener el medallón en sus manos se sintió aliviada, se sentía mejor.

En eso una enfermera pasó.

—Tiene una visita, princesa. – Daisy seguía viendo a través de la ventana, no le hizo caso a la enfermera.

La visita era la profesora de Daisy de princesiología y la de princesiomagia.

Daisy vio que las dos profesoras estaban preocupadas y se miraban algo apenadas, apenas iniciaban las clases y Daisy ya estaba en problemas.

—Princesa Daisy, nos hemos preocupado mucho por las dificultades que pasó, pero debemos decirle esto antes de que suceda antes –. Una de ellas, que era de princesiología explicó.

—Resulta que su medallón tiene un gran poder y usted casi pierde la vida porque otras personas jugaron con él –. La maestra de princesiomagia  terminó la explicación.

Daisy al escuchar esto se empezó a preguntar sobre que poder tenía ella.

—Entonces, ¿Qué tipo de poder tengo?, ¿Acaso soy un creador o qué? –.

—Me temo que eso no lo sabemos, lo debes investigar tú. – Las dos profesoras le desearon un buen día a la princesa y se retiraron.

Daisy algo confundida tomo su medallón, cuando vio que empezaron a pasar todos sus amigos.

Todo fue genial, Peach llevó un pastel y todos celebraron. En un par de horas dejaron que Daisy se fuera.

Cuando Daisy llegó a su cuarto vio que Roy le preparó una sorpresa.

—Roy, yo... – Daisy empezó a llorar, Roy no sabía si de la emoción o de tristeza así que se preocupó.

—¿Daisy, qué te sucede? – Roy tomo de la cintura a su amada y con sus dedos le quitó sus lágrimas.

—Eres tan bueno conmigo, no pude agradecerte lo que me hiciste. Siento que soy una inútil. – Roy al escuchar esto la besó en la frente y le dijo.

—No eres una inútil, oye, por ti doy toda fortuna y hasta mi vida. Casi mueres, te desmayarse y por eso decidí llevarte a la enfermería. – Roy hizo una pausa.

—Daisy, eres mi todo, si tú te suicidas yo me voy contigo, si tú te vas a otro país yo también voy. Quiero seguirte y amarte, yo me moriría si te perdiera. – Daisy volteo a ver los ojos de Roy, él estaba diciendo la verdad, sus pupilas estaban grandes. Era la cara del amor.

—Te amo, Roy. – Daisy soltó una sonrisa.

—Yo también te amo, mi dulce Daisy. – Después de que Roy dijera eso se besaron.

lunes, 13 de junio de 2016

Capítulo 19, Un raro inicio de clases, parte 1.

Daisy despertó en su cama el primer di de clases, todo se miraba tan normal. MUY normal.

Al alistarse para ir a su clase se dio cuenta que algo faltaba, no se dio cuenta que le faltaba su medallón mágico.

Ella empezó su clase de princesiología, estaba tomando notas cuando Peach se asustó y le contó a Daisy sobre su medallón.

Daisy se lo tomó con tranquilidad, a veces es bueno quitarse el medallón.

—Princesa Daisy, ¿Por qué no lleva su medallón?– La maestra estaba viendo a los ojos de la pequeña princesa

—Maestra, no le veo nada malo en no tener mi medallón. Quizá sí pueda perder mis poderes, pero no son tan buenos que no llegarían hacerle daño a alguien– Daisy cruzó sus brazos.

—Señorita, vaya por su medallón inmediatamente. La quiero ver al final de sus clases aquí en este salón– La profesora le abrió la puerta a Daisy, ella de levantó de su mesa y salió del salón.

—Ah, no puedo creerlo. Sé que el medallón te da poderes, pero los míos no son geniales, digo que los de Peach es crear cosas, Zelda pues ella tiene parte de la tri fuerza. – Daisy pasó por donde los hombres practicaban.

Ahí estaba Roy en un desafío de esgrima con Marth.
En uno de esos ataques Roy casi le ganaba a Marth, él cayó al suelo su espada estaba atrás. Ya sólo faltaba que Roy lo apuntara en su estómago para ganar, pero vio que Daisy pasó.

—Woow, que belleza. – Roy se había quitado el casco protector y en eso Marth le pego con su espada en su estómago.

—Nunca te debes distraer. –Roy no sabía como reaccionar, ya casi le ganaba.

—Amigo, no te distraigas, yo quería pelear contigo. Marth lo hace como una niña. – Link sacó su lengua, Marth al escuchar esto se enojó.

—Güey, yo no soy una nena. – Marth cruzó los brazos y le dio una patada a Link.

Ellos empezaron a pelear con sus espadas de esgrima.

Roy se fue corriendo a perseguir a Daisy, ella entró a su cuarto. Después abrió su joyero para buscar su medallón. Ahí estaba el medallón, su gran diamante adornada con perlas y los pétalos de plata, era un medallón que solo la familia real podría llevar. Aquella que tenía sangre azul.

Roy tocó la puerta, Daisy se iba a esconder, pero Roy dijo.

—Abreme, Daisy. Soy yo, Roy. – Daisy inmediatamente abrió la puerta.

—Oh, Roy, que... ¿Qué haces aquí? – Daisy se miraba preocupada.

—Solo vine a ver al amor de mi vid.– Roy vio que alguien parecido a Link se llevaba el medallón de Daisy.

Roy le gritó —¡Hey, ladrón! – seguido de eso el pequeño ladrón se fue con el medallón.

Daisy al ver esto se alarmó, su medallón que ha pasado generaciones fue ¿¡Robado!?

Roy al ver la desesperación de Daisy se fue corriendo a alcanzar al pequeño ladrón.

Cuando ya casi lo atrapaba se encontró con una barda, era muy alta. El ladrón sí pudo saltar toda la valla, pero Roy no pudo y se cayó. Cuando iba a volver a intentarlo Daisy llegó a saltarla toda y empezó a correr muy rápido hasta alcanzar al ladrón. Cuando lo atrapó este lanzó el medallón hasta que llegó a manos de otro ladrón.

Roy vio quien era el otro ladrón y lo empezó a perseguir.
Daisy desenmascaró al primer ladrón, resultó ser Young Link.

Roy casi tenía al otro ladrón hasta que se lo pasó a su otro compañero.
Este era más evidente que era Kirby.
Daisy corrió para poder atrapar a Kirby, pero él empezó a flotar. Mientras Roy le quitó la mascara al segundo ladrón, resultó ser Popo.

Roy corrió a ayudar a Daisy, pero Kirby se fue a la mina de la escuela.
Roy entró primero y tocó el piso sin ningún rasguño.
Cuando Daisy iba bajando lo hizo por las escaleras, cada vez se sentía más cansada.

Roy no revisó si su amada estaba bien, así que empezó a correr muy rápido, pero Daisy empezaba a correr lento y a cansarse más.
Roy casi tenía a Kirby hasta que notó que Daisy no pudo más y se desmayó.

viernes, 10 de junio de 2016

Capítulo 18, ¿Inicio de los cursos?

Marth ya tenía listo todos sus materiales para el inicio de sus clases, Roy ya las tenía desde hace mucho. Pero, Link no tenía nada listo, se la paso con Zelda todo este tiempo, así como a Roy le tenía loco Daisy, Link estaba loco por Zelda.
Desde hace mucho que eran novios, pero aunque estuvieran juntos siempre había un inconveniente, muchas de esas veces eran sus amigos. Esto empezaba a afectar la vida amorosa de Zelda y Link.

Ese día sería el día de NO amigos y solo parejas. Link compró un ramo de rosas grande y una caja de los mejores chocolates y se dirigió al cuarto de Zelda.

Cuando Link tocó la puerta de Zelda ella no le abría ni aunque tocará 100 veces, entonces Link decidió abrir la puerta a la fuerza. Pensó que Zelda estaría mal, incluso desmayada.

Pero cuando entró no vio a nadie. Después se quedó un rato, puso el ramo a un lado de la cama y decidió esperar.

Mientras Zelda estaba comprando algo para Link, no sabía que comprarle. Estaba desesperada hasta que vio a Marth, ella corrió hacia él y le dijo.

—Ayudame, por favor Marth. Necesito que me digas que le puedo comprar a Link– Zelda estaba muy desesperada por tener algo para Link.

Marth fue a ayudar a la damisela en peligro, cuando tenían el regalo decidió acompañarla porque Marth es todo un caballero.

Iban muy risueños los dos hasta que a la hora de subirse al coche de Marth había un tráfico terrible.

Mientras Link esperaba, eran las 3 pm, se quedaba viendo el reloj.

Daisy salio algo arreglada, solo le faltaban los zapatos y vio a Link, ella pegó un gran susto.

—¡AHHH! ¡Casi me das un infarto!– Daisy puso su mano en su pecho, Link estaba ahí, sentado en la cama de Zelda.

Daisy añadió —Pensé que alguien se metió, ya iba a pegarte–.

—Lo siento, Daisy– Link estaba algo incómodo.

—Supongo que vas con Roy a una cita– Link vio que la princesa estaba muy arreglada.

—Je, je, je, sí. Vamos a ver una película y a su cuarto – Daisy se estaba poniendo los pendientes.

—¿Qué van hacer en su cuarto?–  Link estaba curioso, pensó que Roy iba a estar de goloso.

—Vamos a hacer cosas privadas– La princesa miro hacia arriba, sus mejillas empezaban a ponerse de un tono rosado.

Link se rió por la cara de Daisy, él comprendió lo que iban a hacer esos dos tórtolos.

Daisy no se dio cuenta que Link estaba en el cuarto de Zelda y supo cambiar el tema.

—¿Qué haces aquí? –La princesa estaba algo "curiosa".

—Es nuestro aniversario, he preparado todo, la comida, la sala de cine y la cena – Link estaba con una cara de preocupación.

Daisy iba a decirle que no se preocupara pero Roy llego corriendo hacia ella y se la llevo cargando.

—¡Suerte Link! –Eso era todo lo que podía decir Daisy.

Link estaba ansioso por tener su cita con Zelda.

Zelda al llegar se despidió de Marth y entró, vio que Link la esperaba con un ramo de rosas rojas y sus chocolates preferidos.

Link le tapó los ojos y se la llevó a su lugar de la cita, todo fue mágico.
Al terminar la cita Link durmió con Zelda en su cuarto, pero esto resultó ser un problema.

Las clases iban a iniciar, esto no le importaba a Link, pero las clases eran importantes para el mega torneo.

Zelda y Link pasaron un agradable día juntos.

miércoles, 8 de junio de 2016

Capítulo 17, toma mi mano.

Daisy despertó en la cama de Roy, él la trajo a su cuarto porque en la tienda de acampar porque resultaba incómodo el estar acostado en el suelo. Volteo a ver su cuerpo y estaba cambiada, tenía solo una blusa blanca y su ropa interior.

Cuando volteo a ver a su alrededor vio que el cuarto seguía igual, los trofeos, los libros, todo. Excepto que la ropa de Daisy estaba en una silla al lado derecho de ella.

Ella se paró para ponerse la ropa, era la que tenía antes.
Cuando se terminó de ponerse por lo menos su pantalón se iba a quitar la blusa hasta que se dio cuenta que Roy estaba en la puerta.

—Lo siento, yo... Yo te traje el desayuno.– Roy miro al piso mientras cargaba una bandeja con comida.

Daisy se avergonzó, tenía suficiente con lo que pasó anoche.

—Gra... Gracias– Daisy desviaba la mirada.

Daisy se sentó en la cama y Roy le puso la bandeja sobre sus piernas.

La comida eran Waffles decorados con diferentes cortes, tenía para beber un jugo de naranja natural. La apariencia de los waffles se miraba muy profesional, el color era uno dorado. Se miraba muy delicioso.

Daisy se sorprendió por el desayuno, no sabía que Roy era un gran cocinero.

—Roy, ¿Tú lo hiciste?– Roy estaba sentado a un lado de Daisy, no paraba de verla.

—Yo, eh, sí. Yo los hice– Roy le sonrío a la princesa.

—No sabía que eras un buen cocinero– Daisy puso su mano encima de la suya.

Roy tomó su mano.

Daisy se armó de valor e intercambiaron miradas, Roy se acercó a Daisy. Ella cerró los ojos y él la contemplaba.
Cuando se dieron un beso sentían esa sensación en el estómago.
Esa sensación que los hacia felices.

Cuando terminaron de besarse tocaron la puerta. Roy se levantó a ver quien era.
Daisy empezó a desayunar, después empezó a preguntarse.

—¿Será que debo ser más amorosa con Roy?– Daisy se le quedó viendo a la comida.

—He sido poco expresiva con él, debería hacer algo. Él me ha ayudado tanto.– Daisy vio su anillo, sí, el anillo que le regaló Roy.
Cuando ella lo vio se alegró y se dijo.

—Voy hacer todo lo posible por demostrarle mi amor– Daisy terminó de desayunar mientras Roy estaba en la puerta.

Él revisó por la lupa de la puerta y vio que eran Peach y Zelda.

Él abrió la puerta y las dejó entrar.
Peach cruzó los brazos y le preguntó.

-¿En dónde está Daisy?– Peach estaba muy enojada, no llegó en toda la noche a su cuarto.

—Está conmigo y se quedará conmigo.– Roy al terminar esta frase vio que Peach entró a fuerza a su cama.

—Oh, ¡Daisy!– Peach se sorprendió al verla bien, se alegró de que ella estuviera sana y salva y fue a abrazarla.

Zelda por otra parte le preguntó a Roy sobre que hicieron ayer en la noche.

—Emm, hablamos.– Roy desvío su mirada hacia el piso, no querían que supieran que pasó.

—Oh, bueno, mejor olvídalo– Zelda supo que pasó algo entre estos dos y prefirió no interferir.

Peach no se movía para nada con Daisy, Zelda volteo a ver a Roy y notó que quería estar solo con Daisy.

Zelda tomó a Peach de la mano y se despidieron.

Roy les abrió la puerta y le dijo gracias a Zelda, al cerrarla supo que al fin tendría un momento con Daisy.

Daisy iba a levantarse de la cama pero tropezó con la silla, estaba muy junta a la cama y no se dio cuenta que la silla estaba interfiriendo en donde iba a caminar.
Roy la llegó a tomar de cintura y evitó la caída.

—¿Estás bien?– Roy se asustó.

—Sí, sí, eso creo– Daisy estaba viendo la cara de Roy de nuevo.

Daisy vio que sus ojos azules se hacían grandes y eso le encantaba.

—Bueno, eh...– Roy se calló, no sabía que decir. Su amada lo estaba intimidando con esa mirada de amor.

Roy desvío la mirada y empezó a ver por la ventana, Daisy notó que se hacía cada vez más rojo de la cara de la vergüenza.

—Roy.– Daisy puso sus manos sobre su cara y lo siguió viendo.

—¿Sí?– Roy no paraba de pensar que Daisy era muy hermosa.

—Te amo– Daisy le robó un beso de la boca, Roy estaba desprevenido.

Al terminar su beso Roy la tomo de la cintura y le dio un beso en la mejilla.

—Vamos a dejarte a tu cuarto, mi princesa.– Roy tomó a Daisy de sus pies y de su espalda para cargarla.

—Claro, mi héroe.– Daisy soltó una risa y se fueron a su cuarto.

Capítulo 16, solos tú y yo.

Roy puso sus manos en la cintura de Daisy y las iba subiendo poco a poco mientras él le daba besos en el cuello y en sus labios.
Estos dos pillines estaban saltándose de escalón, dejándose llevar por sus impulsos.
Roy se quitó la camisa y empezó a besarla en su boca.

Daisy con algo de miedo se quito su camisa, tapándose su pecho. Roy volteo a verla y comprendió la situación. Él tomó su camisa y se la puso.

—No te vayas a resfriar por tener frío– Daisy estaba algo aliviada al saber que ya no irían más lejos.

Él la abrazó y le dio un beso en la mejilla y le dijo.

—Puedes decirme si te sientes tan incómoda, te amo y me puedo esperar lo que sea – Cuando Roy terminó de decir esto Daisy lo abrazó.

Ella estaba asustada de que fueran más allá.

—Lo siento, yo... Yo te hice sentir mal– Roy estaba apenado por lo que hizo.

—Me dejé llevar, no te voy a mentir. Te amo Daisy, no lo digo jugando. Yo daría mi vida por ti– Roy la miraba fijamente, con esos ojos de amor. Daisy estaba tan enamorada de él, todo de él. Solo que su orgullo a veces no le permitía decirle todas las cosas que ella amaba.

—Roy, yo...– Daisy miraba al piso cuando Roy volteo a verla.

—Yo te amo, sé que a veces tengo pena, a veces quisiera darte abrazos o incluso un beso... Pero, la gente a veces las personas interrumpen mi momento contigo– Daisy puso sus manos en su pecho, lo que decía era verdad.

Roy al escuchar esto se puso muy feliz, él sabía que Daisy hacía un esfuerzo para que su relación sea duradera.

—Daisy, esta noche solo estaremos tú y yo– Roy la tomó de los brazos y la besó.

Roy acostó a la princesa en la cama como una delicada flor.

—Duerme, necesitas descansar– Daisy al escuchar esto tomó la mano de Roy y lo aventó hacia ella.
Roy estaba escuchando sus latidos.
Su corazón que estaba en medio de los pulmones, el centro de su cuerpo. Su corazón latía mucho y hacía que Roy se calmara.

—Roy, quedate así, note vayas– Daisy se quedó aferrada a su amado, no quería que él la dejara sola o que se durmiera tarde por culpa de ella.

Roy puso su brazo en su cintura y le dio un beso en la mejilla.

Roy estaba compartiendo un momento muy bonito con Daisy.

—Roy–.

—¿Qué sucede?–.

—A veces pienso que me vas a dejar por otra, como Lilina.– Daisy puso una cara triste.

—Ella no importa, yo estoy enamorado de ti y de nadie más. Lilina es cosa del pasado.– Roy estaba empezando a preocuparse por lo temible, los celos.

—Sí, pero yo...– Roy se puso cara a cara con Daisy.

—¿Mis ojos te dicen todo que solo te pertenezco a ti?– Roy empezaba a tener esos ojos de amor, era una mirada muy sincera, una llena de amor.

—Roy, eso me hace sentir mejor.– Daisy junto su nariz con la de Roy.

Roy al verla por tanto tiempo la beso y la abrazó.

lunes, 6 de junio de 2016

Capítulo 15, ¿Por qué eres tan tímida?

Roy estaba leyendo un libro,  era de ciencias sociales que tenía como título "Comprendamos a las mujeres". Roy por más que se miraba en secreto con Daisy en público no era tan amorosa, Roy quería que esto no fuera un fracaso ya que a veces las parejas se separan por la timidez. Así que Roy ideo un grandioso plan para que no se pudieran separar nunca.

Daisy estaba arreglando el jardín, hasta que sintió un cosquilleo. Llegó a escuchar su nombre, ella pensó que era Roy pero eran un grupo de hombres que se fueron a esconder entre los arbustos.

Daisy fue a ver de que estaban hablando, ella sabía que estaban hablando sobre ella y en efecto lo estaban haciendo. Eran tres personas,  al rededor de ellos estaban fotos de Daisy.

—Creo que debemos tener fotos de ella desnuda– Uno de ellos se estaba riendo.

—Hay que esperar a que no esté con Roy, ese hombre es muy fuerte– El que lo dijo era la misma persona que tenía un parche en el ojo.

—Cuando menos se lo espere tendremos a su princesita, la vamos a secuestrar para poder vengarnos– Era otro chico con un pequeño rasguño en la mano.

Daisy al escuchar esto se enojó muchísimo, era de cobardes hacer actos tan terribles. Pero ella quería saber de donde rayos salieron esas personas y el porqué siempre la acosaban.

No lo hacían tan seguido, pero era pesado. Cada "broma" era tan pesada que hacían llorar a Daisy.
Cuando los siguió descubrió que esos hombres no lo hacían por dinero, lo hacían por diversión.

Es increíble como es que algunas personas les encanta ver a otras sufrir. Daisy, enojada tomó una planta que se asemeja a un durazno, solo que si comes esta baya te pueden dar mareos y diarrea.
Cortó los frutos y los puso en un plato donde ellos estaban. Uno de ellos los vio, tomó uno y les dio a sus amigos. Cuando dieron la primera mordida se sintieron un poco extraños, ya a la segunda se empezaban a ver los efectos.
Daisy dejó el edificio tan rápido como pudo, no quería ver ese tipo de escenas.

Cuando llegó a la escuela se topó con Marth, este tenía muchas bebidas y bastantes frituras, Daisy supuso que era una fiesta de chicos esa noche.
Cuando Daisy llegó a su cuarto las 2 princesas la tomaron y le pusieron su pijama. Zelda puso un gran tazón de palomitas mientras que Peach puso una película.

Daisy estaba un poco asustada, era una pijamada de chicas. Sí, ya ha tenido una pero Peach terminó tomada y Zelda colgada en el techo.
Daisy, ella termino dormida en el horno.

¡Iba a ser una pijamada de princesas increíble!

Por otro lado Roy estaba jugando en su gameboy.

Cuando Marth y Link le obligaron a ponerse su pijama, obviamente Roy no quiso y ellos trataron de vestirlo, pero solo pudieron quitarle la camisa.

Los dos se rindieron y pusieron una película.
Pasaron 3 horas hasta que Marth se fastidió. Link fue a ver que estaba haciendo Zelda, cuando llegó a su cuarto vio a las tres princesas en su pijamada

Link se le ocurrió juntar las fiestas para que tuviera más impacto, las princesas estaban de acuerdo.
Cuando se juntaron todo estaba en silencio.

Marth puso un juego, el de los retos.
Cada jugador que le diera la tapa de una botella (que esta posteriormente debió girar 3 veces.) será el castigado mientras que el que le tocó la parte de abajo será el que decida el castigo.

A todos les pareció buena la idea, pero no será divertido si hay poca gente, entonces Peach llamó a Mario, Luigi. Eran suficientes para que pudieran jugar mejor.

Cuando llegaron los hermanos todos se pusieron al azar.

Cuando dieron la primera ronda le tocaba a Link castigar a Mario.

—Mario, ¿Qué debería hacerte?– Link estaba prensando en un castigo bueno pero no feo.

—Ya sé, debes besar los pies de Marth y luego darle una cachetada– Link se empezó a reír entre dientes.

Cuando Mario lo hizo Marth no sabía como reaccionar, él solo se quedó mudo.

En la segunda ronda le tocaba a Roy castigar a Peach.

—Esto va a ser duro, pero..– Roy ya tenía todo preparado.

—Baila como gallina– Roy no se le ocurrió otra cosa más que eso.

Peach no le pareció malo, entonces lo empezó hacer.

En la tercera le tocaba a Luigi castigar a Daisy.

—Princesa, monte a Roy como caballo– Luigi estaba burlándose de como es que Roy estaba en el suelo y é exclamó.

—Yo no soy el castigado, pero si es Daisy lo es– Daisy le pidió que parara.

En la 4ta ronda le tocó a Peach castigar a Roy.

Ella estaba viendo la timidez de Daisy, así que decidió que él y ella se quedaran a acampar por 2 horas.

Daisy al escuchar esto se puso roja como un tomate y le pego con el codo a Peach.

Roy estaba feliz, tendría un momento de intimidad con ella.

Daisy tenía que aceptar, su orgullo no podía decirle que no.

Cuando terminaron de hacer la carpa los chicos empezaron a ver una película y decidieron dejarlos ahí toda la noche.

—Peach, ¿Está bien que se queden ahí toda la noche?– Zelda estaba preocupada.

—No te preocupes, esto aumentará su confiabilidad– Peach tení razón, era una gran oportunidad para ser más íntimos.

En la campaña Daisy se quedó muda, no quería que Roy.la viera con esos ojos de perrito que hacia.

—Para, por favor– Daisy se tapó su cara con una almohada.

—Daisy, eres muy hermosa. Me encanta cuando te pones roja– Roy le tomo su mano y la besó.  Daisy estaba aumentando de la vergüenza cada vez que besaba su mano.

—Roy, yo...Yo– Daisy vio una pausa y recordó a Lilina.

—¿Qué te hizo Lilina?– Daisy quería cambiar de tema, pero Roy no paraba de verla.

—Ella no importa– Roy tomó uno de sus brazos y la empujó al piso.

Esto hacía que la temperatura de los dos aumentara. Roy no aguantaba la excitación que le dio un beso en el cuello.

Daisy era algo cosquilluda, pero también quería que Roy le hiciera algo.

—Daisy– Roy le susurró al oído cuando puso sus manos en su cintura y empezó a subir las manos lentamente cuando Daisy no pudo y. Lo alejó de ella.

—No, Roy, no– Daisy estaba demasiado roja, hasta temblaba.

Roy puso de nuevo sus manos en su cintura y las volvió a subir.
Esta vez Daisy se dejó tocar, pero en cierta parte ella no quería ir tan lejos.