Han pasado 3 meses desde que ocurrió el último incidente.
Daisy al saber de su nueva responsabilidad se sentía un poco más madura. Cada día llevaba ese medallón y lo mantenía guardado en una caja donde solo ella podía abrirla.
Roy al saber de que ese medallón podría llegar a matar a su amada siempre procuraba que lo tuviera en algún lugar seguro o con ella.
Todos los estudiantes se les citó en un gimnasio para darles un importante aviso. Como era costumbre Roy se sentaba en medio de Link y Marth, igual que Daisy con Peach y Zelda.
—Buenos días, chicos– Master Hand podía hablar, nadie sabía de donde o quizá sean sus poderes lo que simulaban ser una voz.
—A partir de ahora iniciarán las practicas para el combate all-star para finalizar el curso. – Todos los estudiantes estaban emocionados, por fin el curso se terminaría y volverían a sus vidas normales.
—Pasen por favor, hemos tenido este gimnasio para que practiquen, ¿Alguna duda? – Peach levantó la mano después de que Master hand dijera eso.
—¿Qué les pasarán a las clases que hemos tenido? –. Todos estaban fijando su mirada en Peach.
—Por ahora este será su último día, mañana inician las prácticas. –
—Gracias, con su permiso. – Todos se fueron al escuchar esa respuesta.
Al salir había papeles volando, gente bailando. Incluso personas se aventaban para cuando cayeran al suelo se pararían y se volverían a aventar.
¡Estaba de locos!
Roy estaba feliz, así que llevó a Daisy hasta su última clase. Él cuando llegó a la puerta la abrazó y le sonrío.
—Roy, todos están viendo. –Daisy estaba poniéndose roja porque sus amigas empezaban a hacerle burla.
—No importa, quiero que el mundo sepa que eres mía, ¡Que soy todo tuyo! – Roy la tomó de su cintura y la cargó. Tenía una gran cara de felicidad, las chicas al ver esto dijeron —¡Que lindos! –.
Algunas también decían —Yo quiero un novio como él. – Todas estaban admirando a la pareja de tortolitos.
—Me tengo que ir, el maestro me castigará si no voy a su clase de política...– Roy iba a irse.
—Bueno, corre. ¡Te veo luego! – Daisy se volteó e ingresó a su salón.
Cuando estaba adentro Roy la tomó desprevenida y le dio un beso en la mejilla.
—Ahora me debes uno. – Daisy se asustó cuando Roy la besó, ella se quedó viendo la cara de Roy mientras que las chicas estaban al fondo muriendo de ternura.
—Por favor, retirare príncipe. Mis chicas necesitan la clase. – La maestra sostenía una vara blanca un poco extraña.
—Lo siento, me dejé llevar. Conpermiso. – Roy se dirigió a la puerta, antes de irse le hizo una seña a Daisy de adiós.
La maestra estaba continuando la clase, así que empezó a tocar el tema de "Hadas madrinas".
Cuando Roy llegó a su clase el profesor preguntó en donde había estado.
—¿Dónde estuviste muchachito? –El maestro estaba sentado en su mesa, al parecer no estaban tocando un tema importante.
—Con mi novia, lo siento. – Roy se empezó a poner rojo de la pena para ser sincero.
El maestro empezó a ver la cara de Roy y se rió.
—El amor de jóvenes, no tendremos la clase hoy ya que es el último día. ¿Qué les parece si nos contamos historias?– Todos al escuchar esto del maestro se sorprendieron y les pareció buena la idea.
Así que empezaron a decir sus historias sobre como se cayeron, de la mejor cosa que les ha pasado y si tenían de su enamoramiento.
Al finalizar las clases todos los alumnos tuvieron el día libre. Daisy se reunió con Roy en su cuarto.
Cuando él la dejó pasar vió que estaban todos sus compañeros de la última clase que tuvo.
" manejo de reinos".
—¿Roy?, ¿Qué es esto? – Daisy estaba riendo, todos se miraban muy felices.
—Una fiesta, ven quiero mostrarte algo. – Roy tomó la mano de su amada y la llevó hasta una casa de árbol. Era de noche así que la llevó ahí para que pasaran tiempo a solas.
—Roy... – Daisy volteó a ver a la cara de Roy.
—Mira Daisy, mira hacia donde apunta mi dedo. – Roy apuntó en una dirección hacia el norte, unos segundos después salió un fuego artificial que decía "Te amo, Daisy ❤".
Daisy no podía creer lo que estaba viendo, era un regalo muy hermoso por parte de Roy.
Ella lo abrazó, todo era felicidad y amor.
Pero no saben que la felicidad y el amor llega a tener unos grandes obstáculos.